miércoles, 16 de octubre de 2019

El peso de los ajustes y cambios: encontrar ayuda cuando se necesita.

es cierto aquello de cuanto más viejos, más pellejos... más cuesta todo. Porque sabemos lo que queremos y lo que no queremos, y luego las circunstancias nos dan lo que nos dan y tenemos que hacer malabares. Y eso cansa. Por eso es muy importante mantener un buen espíritu de confianza en el futuro, de tener unas metas claras, aunque el camino nos maree dando vueltas y nos plante rotondas, circunvalaciones, baches y accidentes de tráfico.

Pero a veces cuesta encontrar el disfrute en el cambio y en los ajustes, nos absorbe el torbellino y nos perdemos.  Perdemos el objetivo de llegada...Es difícil tener esa fuerza interior para no dejarse comer por las circunstancias. Hay gente que está por naturaleza más inclinada a dejarse influir (y si la educación no ha contrarrestado esa naturaleza, sino todo lo contrario, pues su peso es mayor). Y hay gente que no. Somos producto de la mezcla nuestros condicionantes biológicos (nature) y nuestras circunstancias sociales, culturales, educativas (nurture). A veces se apoyan y otras veces se contrarrestan y solapan.

La vida es crisis, es cambio. La muerte es la estabilidad total y final.
Pero cuanto más mayores más nos cuesta (y ojo que los niños también lo sufren y mucho, aunque parece que se acomodan mejor, pero parece, y nuestro papel adulto es darles voz y en lo que se pueda, dejarles decidir y expresarse, para que se sientan validados y con cierto control). Control, esa es la palabra. Cuanto mayor control queremos tener y podemos ejercer, la crisis, el cambio, parece más difícil disfrutar del camino. Quizá es que realmente no hay una meta, y la meta, como decía Kavafis, es disfrutar de esa ruta.

Pero cuando nos perdemos, o nos abrumamos, y la cabeza nos da vueltas como una lavadora centrifugando, ya que estamos en pleno ajuste - en mi caso, casa nueva, búsqueda de empleo, pendiente de llevar y traer a los niños para que su cambio y su camino no se tan brutal, cambios físicos, ajustes de adolescente, extraescolares etc -, no dormimos o dormimos mal, no disfrutamos o el disfrute sólo dura unos segundos y luego nos sentimos irritables y cansados y con ganas de hibernar continuamente o lo que es peor, pensamos que estamos ocupando espacio, hay que buscar ayuda.




Nadie quiere ser débil o sentirse débil. Nadie quiere ser una carga para nadie. Queremos ir para adelante cual Russell Crowe en Gladiator, cargándote a todos los enemigos con mucho arte. Nadie quiere llorar o sentirse inútil. In-válido, sin valor alguno. Perdido como un quinto en día de permiso, como dijo Sabina. Y sintiéndose más sólo que la una. Pero que levante la mano quien no se ha sentido así alguna vez, un minuto. Y el que lo haga, mmmm, no me lo creo. Otra cosa es que haya durado poco. O no haya pensado cosas más oscuras y terribles.



Es TREMENDAMENTE IMPORTANTE buscar ayuda. Y si puede ser profesional mejor (ya que sobrecargar familia y amigos tampoco es plato de gusto para ninguno). Y hablar. Y perder la vergüenza (que cuesta, vaya si cuesta dejar de estar avergonzado por sentirse tan débil cuando todos los demás parecen tan fuertes y coherentes y con unas vidas equilibradas y asentadas). ¿Cuando estamos resfriados no soltamos los mocos y nos sonamos mil veces? y cuando tenemos el estómago mal, ¿no sale por arriba o por abajo todo lo que teníamos revuelto y a veces, por los dos sitios? Pues cuando el coco se "resfría" y lo estamos viendo, que nos "pica la nariz" o "nos gotea", habrá que sacar los mocos. Y eso es hablar, y aprender a escuchar al cuerpo, que cuando se congestiona la mente y las emociones, el cuerpo luego sigue y vienen otras cosas. Y buscar ayuda si sube la fiebre y hacer caso de la medicación que nos den (cambio de dieta, buscar psicólogo, hacer deporte, o medicación = drogas farmacéuticas, da igual lo que diga Tom Cruise, por cierto, tuvo que comerse sus palabras).

Las mujeres lo tenemos además a huevo. Creo que somos las que más resfriados pillamos a lo largo de la vida. Estamos programadas así. Físicamente. Y luego las circunstancias del "nurture". Ideal. Vivimos muchas crisis. (Y creo que los resfriados masculinos no son tan cañeros, excepto los físicos que parece que ahí se les va la vida). Por eso siempre es importante hablar.

Hay materiales y recursos geniales, en cualquier lugar. El apreciar que estamos en un período en que se da más relevancia a la salud mental de la que tenía, el apreciar los cambios y el estrés al que estamos sometidos, las presiones que padecemos y la particularidad de cada uno, es un paso adelante muy grande. Aún hay gente que dice que "antiguamente no se tenía" (más bien era que no se hablaba ni se tenía recursos para tratar, conocimientos para describir o materiales para solucionar - ejemplo famosísimo, la reina Juana I de España, conocida como La Loca). Y sí, creemos que era gente fuertísima, que podía con todo y más y lo que tenemos los demás es tontería. Pues yo creo que no, y en caso que así fuera, enhorabuena a los premiados, que seguro que pasaron una vida más amargada que el pepino de Merkel. Y yo no quiero pasar la vida sujeta a emociones negativas, a mocos (tengo tendencia a los de nariz y a los otros), quiero ser fuerte para dominarlos y no dejar que me dominen a mí. Quizá eso me dé más empatía para con otros y más capacidad de disfrute del camino, del paisaje, de la compañía. Nunca hubo más conocimiento, entendimiento y cuidado de la salud mental que ahora. De necios no saber aprovecharlo y puede que sea débil, pero me niego a ser necia. Débil sí, necia jamás.



Recursos para cuando los ajustes, los cambios, la vida, nos apabulla y nos deja temblando, para cuando tenemos "resfriados":


  • Jarra de agradecimiento: o diario... escribir como poco 3 cosas de las que estás agradecido en un día (por muy tontas que sean, si se convierten en hábito, el cerebro se acostumbra a buscar esas cosas positivas incluso en días menos buenos). 21 días dicen que se necesitan para crear hábitos.
  • Hablar con amigos (y escucharles también): no sólo para dar consejos o recibirlos; sino para que veamos como Salomón, que no hay nada nuevo bajo el sol, no estamos solos y podemos beneficiarnos de encontrar un hombro en el que apoyarnos, simplemente que nos escuchen y escuchar sin emitir comentarios, hace mucho (que ya en nuestras propias conversaciones internas nos despellejamos y nos acusamos bastante).
  • Cambio en dietas, ejercicios, yoga o echarse a correr al monte, lo que sea... Mindfulness (y a corto plazo, maratón Netflix, pero a muy corto plazo!!!)
  • Arte, cualquier actividad artística.
  • Ayudar a otros, que es la ayuda que otros nos ofrecen 
  • Acudir al médico que nos refiera a un psicólogo o ir nosotros directamente si pensamos que lo necesitamos, por ejemplo Inmente Psicología , que propone una terapia emocional y cognitiva personalizada desde la base de una gran compasión y empatía. O webs como en mi caso, recomendada  por el médico.




Y parar.... parar un poco.... si no tenemos fuerza, y podemos, parar para tomar aire. De buscar un trabajo que pueda compaginar con la crianza y ayudar a A, que está padeciendo su primera crisis fuerte con tanto cambio y es como dos trenes chocando a toda velocidad. Parar para evaluar qué queremos en el futuro para nosotros mismos, y darnos tiempo de lograrlo, en 1 año, 2 o los que sean (pero atentos que los caminos tienen baches, rotondas, obras en carretera y hay que acomodarse a esos cambios que pueden provocar recaídas); hacer caso de nuestro cuerpo (enfermedades o cambios, como perimenopausia, menopausia, embarazos, operaciones etc). Si no se puede, no se puede... pero se podrá. 












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