martes, 17 de febrero de 2015

Tortitas, cenizas y penitencias

Hoy acaba Carnaval, donde se celebra, claro que aquí no se celebra nada, ni disfraces ni nada de nada y mañana será Miércoles de Ceniza, dando comienzo a Cuaresma para llegar a Semana Santa y Pascua. Vamos, que pensándolo bien, nos regimos por los calendarios de fiestas como en la Edad Media, aunque un poco menos por las estaciones, estas que están locas ya perdidas de tanta mano que se le ha metido al clima....

Hoy es un día especial aquí, el Pancake Day o día de las tortitas!!! curioso ¿verdad? y ricoooooooooooo también. ¿Qué significa este día? que en inglés se llama más acertadamente "Shrove Tuesday" - viene de una palabra que significa confesar - un día en que justo antes de empezar el ayuno y la penitencia de Cuaresma, se hincha (nos hinchamos) a comer cositas ricas, bien calóricas habitualmente, para luego no echarlas tanto de menos cuando empiece Cuaresma ("Lent" en inglés). Así pues esta noche haremos tortitas, con salmón, queso, sirope y chocolate.... que luego mañana ya vienen las Cenizas!!! y nuestras penitencias y ayunos.  Por eso los peques se han pedido que sean con sirope y chocolate y fresas, porque ya han decidido que van a hacer estos próximos 40 días.




Mañana empieza Miércoles de Ceniza, y recuerdo mi infancia y juventud cuando iba a la misa pertinente (a una hora más que razonable, si es que no era durante todo el día, cosa que aquí... no sé, me sigo dando de narices con las tradiciones festivas de aquí en cuanto al calendario religioso, en el que no hay hora "decente" a la que ir con niños, la verdad). Y cuando ponían ceniza en nuestra frente. Era un día que en mi casa se vivía de bastante recogimiento (o al menos yo vivía así). Y prometíamos dejar algo durante cuaresma, generalmente los viernes no comíamos carne, eso sí, menudas croquetas de bacalao de mi abuela, con eso ya podía irse el chuletón por donde viniera. Aquí con los peques y al estilo británico, pues hemos hablado qué hacer: el pichón, atándose el cinturón, ha dicho que nada de chocolate ni Ipad (el mío o de su padre) hasta que llegue el Domingo de Resurrección; la pichoncilla, con ese carácter tan tremendo, y siendo más consciente este año de lo que se trata, se lanzó a dejar chocolate, gominolas, ipad, móvil y hasta de ir a clase (pero esto último no cuajó). Así que creo que irá por el chocolate también, y no está mal, más vale que escoja algo que realmente pueda hacer aunque le cueste, que no mil cosas que va a abandonar y le pondrá de mala leche enseguida. Y es que el sentido de estas "promesas" - dejar la carne, los dulces, no morderme las uñas en mi caso y otras más - no es más que recordar el sacrificio de mucha gente que sin quererlo, sufre en el mundo. Que se daría en un canto en los dientes por lo que tenemos y que no debemos ser tan desagradecidos, pues nos ha tocado un buen lote en este sorteo. No significa que no la fastidiemos, ni mucho menos, pero que seremos más conscientes de las privaciones del prójimo, nos acercaremos más a él (o lo intentaremos) y a Dios, cuando padeció tentaciones y sufrimiento cuando estuvo en el desierto (esto para cumplir con la parte teológica de la explicación). Esto es algo que procuro meterme mucho en la cabeza y que jamás me abandone, y que los pichones hagan lo mismo, pero de la manera más alegre posible, sin martirizarse sino disfrutando del regalo que supone nuestra vida y ayudando en lo que se pueda a que otras personas puedan disfrutar la suya.... y que total, para lo que nos quedaremos al final, que es ceniza pura y simplemente. 




Así pues, empezaremos Cuaresma, con las penitencias que he comentado antes: una época para mí de introspección, de ver qué se puede mejorar, cuál es el camino en el que andamos, si es correcto o nos estamos desviando de lo que pretendíamos en un principio: una época de pensar en los demás, más aún si cabe en aquellos menos afortunados de los que no nos separa nada, si nos paramos a pensarlo bien. A pensar en el mensaje que recibimos y que celebraremos al final de estos cuarenta días. Una época que también nos señala que se puede volver a empezar, una y mil veces, que tenemos el ejemplo, los ejemplos más necesarios a seguir, que no importa caer, porque siempre se puede volver a levantarse (y que la práctica hará que esas caídas estén más alejadas entre sí en el tiempo). Una época en la que creo yo podemos pensar en Aquél que también anduvo solo, se sintió solo y murió solo, para ser como nosotros, para enfrentar nuesta vida, nuestras penas, sentimientos, dudas, pérdidas.... para ser como nosotros y darnos la esperanza que nada está perdido....




Ahora al escribir esto recuerdo un espantoso vídeo que vi ayer, que me pareció que era mentira, no podía ser verdad lo que veía, eran muñecos de gomaespuma.... pero no lo eran. Y estas cosas que pasan pueden darnos la impresión de que realmente da igual lo que hagamos, que esto seguirá así. Por eso es esta época tan importante si la tomamos en serio (o al menos los que la seguimos). Para rezar, pensar y sí, también luchar para vencer. Aunque sea más tarde de lo que queremos. 

Por otro lado, y dando un salto a una nota algo más alegre, aquí dejo unas actividades que haré con los nanos estos días (aparte de la casita de caramelo que tengo que hacer con la pichona, pero de cartón), para que entiendan estos días y como dije, que lo vivan también con cierta alegría....Calendarios, palmas, cartas... de un modo ameno y entretenido (muchas ideas las cojo de este blog )





En fin, otra temporada más que acaba al mismo tiempo que comienza una nueva. 







* fotos cogidas del blog Catholic Icing, Church of England y blogs de cocina.



viernes, 13 de febrero de 2015

Reconciliación

Me gusta más esta palabra que la que tenemos en España, confesión.
En esto está el pichón ahora, en P3, para en P4 hacer la primera Comunión.
Somos católicos - si se quiere del ala izquierda - y queremos que los valores cristianos formen parte de la vida de nuestros peques, y ahora los primeros pasos fuera de la familia los da nuestro mayor.
Así que ahora ha empezado con lo que es la preparación para el sacramento de la confesión, bueno, reconciliación.

Esta palabra me suena más a dos amigos que se encuentran tras un pequeño desajuste, unos errores, ambos con los brazos abiertos y queriendo estar juntos otra vez. Aunque esta vez sea de uno para con Jesús.
Confesión...mmmm, no sé, me trae más a la cabeza un laico y un sacerdote, uno de rodillas (sí, señal de humildad, pero también de inferioridad), uno admitiendo la culpa y el otro siendo el juez instructor, fiscal y abogado defensor :).



En esta vida expat que llevamos, es otro de los cambios - y en mi opinión para bien - que estamos afrontando. Es muy diferente a como el costillar mío y servidora lo vivieron. Creo que hasta nosotros lo juntábamos con la preparación para la comunión (perdón si meto la pata, pero es que hace ya....30 años, oysss!!!). Recuerdo mi librito verde y azul del catecismo, con los dibujitos de niños y las oraciones y cosas que teníamos que aprender de memoria. Respuestas, rezos y tal. Recuerdo una ilustración de un niño, con el corazón blanco, que se iba tornando en manchado y luego negro completamente por culpa del pecado. Y pufff qué serio y terrible era todo!!!
Y era cosa de nosotros los niños, una tarde a la semana, con el sacerdote. Durante me parece a mí que bastamte tiempo.
No sé si aún seguirá igual, imagino que no....



En cambio el pichón tiene un libro grandecito, de A4, con un dibujo de un Jesús (pastor) sonriente con una ovejilla (nano) al lado, y un montón de cosas para hacer junto con nosotros. Unos rezos - no Padrenuestros, avemarías y demás - sino algo más personalizado, siempre diciendo su nombre, y siempre remarcando lo felices que somos sus padres de tenerlo con nosotros, el decirle por qué es especial, sus talentos, qué es lo que más apreciamos de él, que sea tan sólo suyo.... Esas cosas y detalles que nos llenan de alegría.... Y tenemos que añadir fotos, dibujos, reflexionar sobre algunos textos. Y luego acabamos con un rezo los 3 juntos y siempre siempre con un abrazo de oso amoroso. No sé, puede sonar cursi del todo, pero me gusta esto mucho más.







La verdad es que es mucho más divertido, alegre y emotivo (de una manera sencilla y amable) que lo que yo tuve.... Nada de infierno (si, fue abolido, y luego restaurado y ahora ya no sabemos si anda por el hemisferio Norte o por el Sur a mano izquierda), nada de purgatorio (también fue abolido ¿no?).... Nada de dogmas, por ahora, sino nada más que él, su padre, su madre, su hermana y Dios. Su vida cotidiana, sus ideas y su corazón.

No sabemos si cuando tenga 12, 23 o 58 años las cosas cambiarán, porque me gusta ver este tema no como algo mágico, ni como algo inmutable, sino como algo cambiante, como la vida misma, y a la que le procuro dar un sentido algo más pragmático, aplicable a la vida cotidiana (aun con los fallos que cometeremos) y que quizá ahora le pueda servir, pero más tarde necesite él (y luego ella) encontrar su camino y su modo. Lo que no me gustaría, eso es cierto, es que hubiera un abandono total y absoluto. Se que puede pasar, pero también puedo asegurar que todo lo bueno que pueda hacer menda, todo lo bueno que pueda ser, pensar y sentir, ha empezado viniendo por este camino. Luego la vida pues ya ha ido puliendo, afianzando o haciéndome desechar otras cosas... para que realmente fuera una reconciliación, no acabada 100% sino mía y de Dios, nuestra particular.