sábado, 23 de abril de 2016

New York, New York

la ciudad que nunca duerme, la capital del mundo o cualquier otro adjetivo, canción o película.
Que nunca otra ciudad (¿París a lo mejor?) ha sido tan retratada.
Allá nos fuimos unos 6 días toda la troupe, incluídos los "sets" de abuelos, para disfrutarla - y de paso dejarnos rodillas, talones y un buen pastón en ella.

Y lo pasamos muy bien. Después de una semana de infecciones de garganta y 9 meses de espera tras comprar los billetes, nuestro primer viaje interoceánico se hizo realidad (y como siempre, los chipirones aguantaron como nunca, también gentileza de estar con una pantalla delante de ellos que les dejaba ver mil y una películas). Que además permitió a los papis ponerse al día de las novedades cinematográficas.

Y llegamos a JFK, el aeropuerto de Víctor Navorski, donde sólo se puede "comprar" y nos lanzamos a descubrir la ciudad. Ni cansancio ni jet lag ni nada, a por la Gran Manzana!. Primero con un autobús turístico y el resto de los días pateando, y con el metro.

Increíble.
Pensé sería abrumadora, pero qué va.... nada más lejos. Supongo que el haber visto Nueva York en un millón de películas - esa colonización cultural, ea - la ha hecho cercana, como si fueras un día y otro también allí. De "Wall Street" a "Tienes un Email" y otras... cómo no reconocer el Empire State o el puente de Brooklyn, Times Square (madre mía, uno se pierde con tanto anuncio de teatro) o Central Park. Es amplia, aceras espaciosa, y tremendamente limpia! en una semana sólo conté 3 cacas de perro.  Cierto es que en horas punta (ay el metro y el tráfico) puede resultar claustrofóbica, pero cuanto apenas....

Eso sí, ciertamente se merece los apodos de la ciudad que no duerme (horarios que van desde las 6 de la mañana a 1 de la noche) y capital del mundo: todas las razas, y lenguas te encuentras allí. Y me encanta que nada parezca desplazado ni fuera de lugar. Como pequeña anécdota, caminando encontré una señora que se levantaba de la acera y me di cuenta que estaba recogiendo un pañuelo bastante amplio, que parecía de seda, verde, y tenía caracteres árabes. Al principio pensé que podría haber estado pidiendo, pero no, se había apartado a un rinconcito al lado de un restaurante y estaba rezando en dirección a la Meca, y al terminar estaba recogiendo. Ya sé que suena a expresión turista total, pero me gustó.... Nadie se le quedaba mirando ni le decía nada, ni ella dejaba de hacer lo que tenía que hacer. Quiero pensar que este detalle es porque la gente está acostumbrada a habitar con todo tipo de culturas y gente, y no que al ser una ciudad inmensa sea todo totalmente frío y desconectado.
Aunque estoy convencida que es una mezcla de las dos cosas.

También me pareció que puede ser una ciudad dura...tanta gente, tanto movimiento, tan grande.... creo que te puede engullir. Lugares como Central Park o el Metropolitan (se necesita unos meses desde luego para poder disfrutarlo, ayyyy, menos mal que pude disfrutar de la exposición de Vigée LeBrun) ofrecen calma, silencio, reposo... y me parece que en una ciudad así, es más que necesario reservarte días para tí. Es difícil salir de allí para irte a la naturaleza (a diferencia de aquí, claro que no hay color, pero aquí se necesita en cambio el tiempo para ser engullido, para acelerarse, para incluso estresarse con estímulos,  con algo más colorido! porque es una ciudad que aunque tremendamente cara también, es fastidiosamente gris. Y aburrida).

Emocionalmente tiene unos lugares impactantes: cómo no sentir la piel de gallina al estar en la Zona Cero y ver los restos de las torres, ambulancias y rostros de los desaparecidos en los ataques del 11 Septiember 2001. "Extremadamente triste" dijo mi pichona.... no pudieron verlo entero (ni yo quise ni nos lo recomendaron, con lo cual mejor). Las piscinas del recuedo con los nombres.... los honores a la policía y los bomberos.... sí, es emocionante, la verdad sea dicha. Siempre lo es cuando uno se enfrenta a lugares donde tantas vidas - las de quien sea - se han perdido tontamente y muchas ilusiones se han destrozado. Y esto es aplicable en cualquier lugar del mundo donde exista esta crueldad.

Y mi lugar favorito, Ellis Island, la isla en la que entraban los inmigrantes (con maletas, ni papa del idioma algunos y desesperados por tener un futuro mejor en un país joven que necesitaba mano de obra) y que en 6 minutos de preguntas y exámenes médicos se jugaban quedarse o irse. El 98% se quedó. Y no lo olvidaron, ni sus familias. Ellis es un museo al inmigrante, al empuje de querer mejorar y ofrecer un futuro a los descendientes. Y se hicieron a Estados Unidos, aunque sin perder su esencia y crear sus barrios (Harlem para afroamericanos e hispanos,ay esos restaurantes con comida sureña o las iglesias con Gospel...mmm.... Little Italy o Chinatown) donde rememorar sus raíces, recrearlas y hasta contaminarlas, con mucho gusto. Una maravilla.

Pero no hay que circunscribir Nueva York a Manhattan.... y mucho menos a la zona rica.... que es preciosa, sí, pero vamos las tiendas de Bulgari o Ralph Lauren y los barrios lujosos se parecen todos entre ellos. Y que merece la pena visitar - es divertidísimo meterse en una como quien se mete todos los días en su casa, mirar, toquetear y contestar a las atenciones de los empleados como si todos los días uno se vistiera de Prada y comiera en el Waldorf Astria.. claro que después sales (o al menos mi madre y yo salimos de Tiffany's) con una temblequera de piernas y una risa nerviosa que es de traca. Divertido, es que no estamos acostumbrados al lujo y también incomoda.
Pero luego te vas a Brooklyn y aparte de quedarte a cuadros con la vista a través del río a Manhattan, ya ves edificios algo más pequeños, tiendas más de barrio, algo más de calma y muchas familias!!! y al menos yo me sentí más en mi salsa.Y los nanos también, ya que vieron más parques para jugar que en el centro.

Nueva York tiene muchísimo, en tamaño y calidad y en 6 días no da para mucho, lo suficiente para dejarte con ganas de volver y enamorada de la ciudad. Desde luego firmemente creo que es una ciudad que merece la pena visitar. Por su eclecticismo, su carácter, la gente... por cómo es.
Necesita muchas palabras, pero espero que estas hayan dado unas poquitas pinceladas.