miércoles, 21 de enero de 2015

Noche de insomnio

Tenemos nuevo habitante en nuestra casa.
Por ahora le ha cogido un gran cariño a nuestro pichón verbenero, creemos que en 2-3 semanas querrá conocer a la pichoncilla.
El papá y yo ya lo conocíamos, hará 30 años o así, y después de despedirnos de él con alegría, ha vuelto. Mejor ahora que tarde. Y yo tenía ganas, en tanto en cuanto siempre se dice que mejor conocerse de pequeño que de mayor.



La varicela, ese virus tan tan tan puñetero con sus picores, ha invadido el cuerpecín del pichón y anoche nos dio una noche toledana. Creíamos al principio que era un resfriado o el temible bicho estomacal, pero no, acariciando su espalda, zas, ahí estaban, los granitos de los.... chicken pox. Así que cargados de gel que alivia el picor, polvos de talco y jarabe antihistamínico, nos pertrechamos el pichón y su madre en mi cama, mandamos al padre y la pichoncilla al cuarto de los nenes y nos dispusimos a pasar la noche. El pobre, con la fiebre y demás, estaba desganado, aunque pidió mini pizza pepperoni (sí, soy mala madre, quiero que coma porque llevaba dos días sin probar bocado) se quedó dormido al primer bocado.

Y no ha habido manera, un sueño inquieto, "mamá sóplame la cabeza", "mamá, la espalda", "el culete me pica muchoooooooooo!!!" y dándole al talco, al gel, la vez del jarabe que le tocaba, agua fresquita
"Venga, pichón a dormir" y nada, venga a un lado, al otro , "odio el chicken pox!!! y encima me acaban de salir 5 más!!". Y a saber cómo se nota esto, más que por el picor.

Así que nos hemos dedicado a la distracción pura y dura: hemos repasado las 6 películas de Star Wars, hemos debatido qué es el lado oscuro de la fuerza (al cual pertenece la varicela, of course), he rogado vuélvete a dormir sin resultado, hemos cambiado el villancio "Silent Night" por "Scratchy Night", hemos contado cuántos ronquidos provenían de la habitación contigua, y hemos apostado por si la pichoncilla aguantaría en su cuarto o no. Al final, sobre las 5 se ha quedado dormido más de una hora sin interrupciones, y menda ha dudado si llevar a pichona al cole o no, cosa que al final he hecho. Con la ayuda de un espasmo de esófago - que lo que se repetía 3 veces en un año, ahora lleva 4 en un mes - , he decidido dormir y recuperar las horas de descanso que necesitaba, pero vaya noche y vaya día(s).



La verdad, ha sido agotador, y aún nos queda un ratico, el pobre está invadido...la verdad que el cansancio físico está dando pie a cansancio anímico, sobretodo (bueno, sobretodo no,) mío. Pero el pichón lo está llevando bastante bastante bien, aguanta mucho, y por fin la fiebre remitió, aunque no coma.
Entre esto y el frío - que ha nevado y está muy bonito, sí, pero no puedo apreciarlo mucho ahora - lo único que apetece es el sol, y sobretodo muchísima tranquilidad. Flanes, madalenas, películas, libros.... y a esperar.

3 comentarios:

  1. Pues sí Esther no queda otra. Besos y ánimo.

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  2. Por cierto yo cogí la varicela con 13 años o así. Mi pintaron toda de rojo, manos incluídas. En ese tiempo me mordía las uñas. Se me quitaron todas las ganas. Y así de ese modo sin siquiera porponermelo me quité el vicio.

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    1. jajajajaja mi madre intentó eso con mis uñas (pintarlas de rojo con mercromina) y ya ves, ni por esas, va a temporadas.... Ay madre lo que dan de sí unos granos picajosos! que por cierto, el aloe vera de la ducha mas el gel de la farmacia lo aliviaron bastante para esta noche pasada. Y ya pudo comer mejor.

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