He viajado mucho a lo largo de mi
vida, viajes cortos, no demasiado largos ni demasiado lejos, lo normal en estos
casos. Siempre me ha dado un vuelco el corazón alejarme más de lo suficiente
del hogar. Pero hoy he decidido viajar más lejos…sin excusas y sin plantearme
nada más, dar el salto con el único objetivo de conseguir lo que me proponga.
Yo sola ante la meta que tengo enfrente. Con lo que no contaba es con el exceso
de equipaje.
Explicaré mi historia. Soy una
mujer inquieta pero hasta ahora insegura. Mujer de pequeños pasos, asegurando
cada uno de ellos antes de dar el siguiente. Reforzándolos con las opiniones de
los demás y retrocediéndolos ante la incertidumbre. Como muchas mujeres de hoy
en día mirar al frente supone dejar atrás los consejos de una madre anclada en
otras ideas, los de aquellos que no acaban de creérselo, dejar atrás algunas
opiniones que desaniman y no ayudan.
Consejos que son exceso de
equipaje para un viaje largo, que hace que los pasos pesen más, que camines más
lenta y que de vez en cuando vuelvas la cabeza para plantearte si tienen razón.
Son momentos de lucha contigo misma, de repetirte mil veces que tienes que
continuar, que merece la pena, que tus metas merecen la pena. Y das un paso
más.
El equipaje sigue pesando, porque
lo cierto es que nunca te abandona, siempre está ahí, sobre tus hombros. Se
trata de no prestarle demasiada atención y seguir avanzando. Y el camino es
largo y solitario, algunas voces a lo lejos y también cerca, hacen que el peso
disminuya y entonces te notas descansada y coges fuerza. Y es una sensación
extraña, mezcla de orgullo por ti misma, porque te vas acercando, y de tristeza
porque no la puedes compartir con algunas personas importantes de tu vida, aquellas
que te anclan; aquellas se quedan atrás, al principio del camino.
Y después de mucho andar llego a
la tan ansiada meta. Lo he conseguido. Comparto mi felicidad con los que me
acompañaron y guardo la esperanza de creer, que en el fondo, los que se
quedaron en el camino se alegran también por mí, o quizá no, porque nunca lo
entendieron.
Preciosa entrada. Me pasaré por su blog...
ResponderEliminar