jueves, 29 de noviembre de 2012

Exceso de equipaje

La entrada de hoy no es mía, es de una muy buena amiga, madrina de la peque, que como muchas de nosotras, se encuentra a veces en una encrucijada, buscando sus metas - las propias (sea la maternidad, que el trabajo, los estudios, incluso los hobbies) - y encontrándose con piedras en el camino, situación causada a veces por aquellos en los que confiamos a ciegas que nos ayudarían..



He viajado mucho a lo largo de mi vida, viajes cortos, no demasiado largos ni demasiado lejos, lo normal en estos casos. Siempre me ha dado un vuelco el corazón alejarme más de lo suficiente del hogar. Pero hoy he decidido viajar más lejos…sin excusas y sin plantearme nada más, dar el salto con el único objetivo de conseguir lo que me proponga. Yo sola ante la meta que tengo enfrente. Con lo que no contaba es con el exceso de equipaje.



Explicaré mi historia. Soy una mujer inquieta pero hasta ahora insegura. Mujer de pequeños pasos, asegurando cada uno de ellos antes de dar el siguiente. Reforzándolos con las opiniones de los demás y retrocediéndolos ante la incertidumbre. Como muchas mujeres de hoy en día mirar al frente supone dejar atrás los consejos de una madre anclada en otras ideas, los de aquellos que no acaban de creérselo, dejar atrás algunas opiniones que desaniman y no ayudan.

Consejos que son exceso de equipaje para un viaje largo, que hace que los pasos pesen más, que camines más lenta y que de vez en cuando vuelvas la cabeza para plantearte si tienen razón. Son momentos de lucha contigo misma, de repetirte mil veces que tienes que continuar, que merece la pena, que tus metas merecen la pena. Y das un paso más.

El equipaje sigue pesando, porque lo cierto es que nunca te abandona, siempre está ahí, sobre tus hombros. Se trata de no prestarle demasiada atención y seguir avanzando. Y el camino es largo y solitario, algunas voces a lo lejos y también cerca, hacen que el peso disminuya y entonces te notas descansada y coges fuerza. Y es una sensación extraña, mezcla de orgullo por ti misma, porque te vas acercando, y de tristeza porque no la puedes compartir con algunas personas importantes de tu vida, aquellas que te anclan; aquellas se quedan atrás, al principio del camino.

Y después de mucho andar llego a la tan ansiada meta. Lo he conseguido. Comparto mi felicidad con los que me acompañaron y guardo la esperanza de creer, que en el fondo, los que se quedaron en el camino se alegran también por mí, o quizá no, porque nunca lo entendieron. 

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