viernes, 13 de febrero de 2015

Reconciliación

Me gusta más esta palabra que la que tenemos en España, confesión.
En esto está el pichón ahora, en P3, para en P4 hacer la primera Comunión.
Somos católicos - si se quiere del ala izquierda - y queremos que los valores cristianos formen parte de la vida de nuestros peques, y ahora los primeros pasos fuera de la familia los da nuestro mayor.
Así que ahora ha empezado con lo que es la preparación para el sacramento de la confesión, bueno, reconciliación.

Esta palabra me suena más a dos amigos que se encuentran tras un pequeño desajuste, unos errores, ambos con los brazos abiertos y queriendo estar juntos otra vez. Aunque esta vez sea de uno para con Jesús.
Confesión...mmmm, no sé, me trae más a la cabeza un laico y un sacerdote, uno de rodillas (sí, señal de humildad, pero también de inferioridad), uno admitiendo la culpa y el otro siendo el juez instructor, fiscal y abogado defensor :).



En esta vida expat que llevamos, es otro de los cambios - y en mi opinión para bien - que estamos afrontando. Es muy diferente a como el costillar mío y servidora lo vivieron. Creo que hasta nosotros lo juntábamos con la preparación para la comunión (perdón si meto la pata, pero es que hace ya....30 años, oysss!!!). Recuerdo mi librito verde y azul del catecismo, con los dibujitos de niños y las oraciones y cosas que teníamos que aprender de memoria. Respuestas, rezos y tal. Recuerdo una ilustración de un niño, con el corazón blanco, que se iba tornando en manchado y luego negro completamente por culpa del pecado. Y pufff qué serio y terrible era todo!!!
Y era cosa de nosotros los niños, una tarde a la semana, con el sacerdote. Durante me parece a mí que bastamte tiempo.
No sé si aún seguirá igual, imagino que no....



En cambio el pichón tiene un libro grandecito, de A4, con un dibujo de un Jesús (pastor) sonriente con una ovejilla (nano) al lado, y un montón de cosas para hacer junto con nosotros. Unos rezos - no Padrenuestros, avemarías y demás - sino algo más personalizado, siempre diciendo su nombre, y siempre remarcando lo felices que somos sus padres de tenerlo con nosotros, el decirle por qué es especial, sus talentos, qué es lo que más apreciamos de él, que sea tan sólo suyo.... Esas cosas y detalles que nos llenan de alegría.... Y tenemos que añadir fotos, dibujos, reflexionar sobre algunos textos. Y luego acabamos con un rezo los 3 juntos y siempre siempre con un abrazo de oso amoroso. No sé, puede sonar cursi del todo, pero me gusta esto mucho más.







La verdad es que es mucho más divertido, alegre y emotivo (de una manera sencilla y amable) que lo que yo tuve.... Nada de infierno (si, fue abolido, y luego restaurado y ahora ya no sabemos si anda por el hemisferio Norte o por el Sur a mano izquierda), nada de purgatorio (también fue abolido ¿no?).... Nada de dogmas, por ahora, sino nada más que él, su padre, su madre, su hermana y Dios. Su vida cotidiana, sus ideas y su corazón.

No sabemos si cuando tenga 12, 23 o 58 años las cosas cambiarán, porque me gusta ver este tema no como algo mágico, ni como algo inmutable, sino como algo cambiante, como la vida misma, y a la que le procuro dar un sentido algo más pragmático, aplicable a la vida cotidiana (aun con los fallos que cometeremos) y que quizá ahora le pueda servir, pero más tarde necesite él (y luego ella) encontrar su camino y su modo. Lo que no me gustaría, eso es cierto, es que hubiera un abandono total y absoluto. Se que puede pasar, pero también puedo asegurar que todo lo bueno que pueda hacer menda, todo lo bueno que pueda ser, pensar y sentir, ha empezado viniendo por este camino. Luego la vida pues ya ha ido puliendo, afianzando o haciéndome desechar otras cosas... para que realmente fuera una reconciliación, no acabada 100% sino mía y de Dios, nuestra particular.


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