sábado, 23 de agosto de 2014

Guilty Pleasures

Después de una semana intensa llena de emociones, y con el añadido de empezar el curso - la semana del pollo descabezado, todos como locos - y el frío que llega con sus consecuencias (toses perrunas, narices goteando, dolor de garganta, millones de pañuelos de papel, caramelos de miel y limón y paracetamol a puñados), nos ponemos el pijama de manga larga y un batín - no hemos llegado al punto de ser tan escoceses que nos importe tres pitos la rasca de 12º - y disfrutamos de los llamados "guilty pleasures".



No sólo el "comfort food", la comida llena de calorías que reconforta en las noches frías y nos recuerda la infancia, sino esos pecaditos que no solemos confesar a nadie por temor a que nos tachen de... como poco, tener mal gusto.
La mayoría de los guilty pleasures, o placeres culpables, no son de cuchara y tenedor, porque esos son más confesables, o de comportamiento - que no se confiesan jamás -  sino de la televisión. De la tele-basura.
Llevamos años de cruzada contra las horas que copan estos programas de charlas, realities, programas el corazón que apuntan generalmente más abajo, como decía Carlos Fisas,  y escarban en lo más oscuro de las incoherencias y actitudes humanas, generalmente, de los famosos.  Y de los que quieren ser famosos por nada, más que por hacer daño o escandalizar.

La verdad que sí creo que cumplen una función, pero no por eso pido que haya 20 mil programas o 20 mil horas de esos programas (y mucho menos si es para hundir a alguien), lo que ocurre que a veces uno está tan agobiado, cansado, que necesita descansar el coco y el cuerpo, y un libro o una película digamos "normales" a falta de otra palabra, no cumplen, porque quieres algo de usar y tirar, que te haga dormir o reír y no pensar, entre por un oído y salga por otro. Algo que si te pierdes 3 horas o 25 capítulos te de exactamente igual. Cierto es que la música también cumple esa misión, pero la música, aunque sea mala de narices - o lo que cada cual considere mala - no sé  por qué, no entra en esa categoría.

Y yo tengo el mío, la verdad... un programa de la televisión norteamericana que desembarcó en la tele británica y que muestra la vida de mujeres (generalmente casadas) de alto nivel adquisitivo y sus relaciones con hijos, amigos y los dramas (ejem) que viven en su día a día. Hay alguna que es muy  "normal" (otra vez esa palabra), pero luego hay situaciones y comportamientos que rayan lo esperpéntico y que obviamente, están más guionizados que una gala de los Oscars. De ahí que ni que haya que tomárselo seriamente, y quien lo hace, bien, entonces ya tiene un problema a mi entender.

Se trata de las "Real Housewives of..." producida por Bravo TV y que tiene varias sedes - Washington (cancelada por peñazo - si es que la política lo es en el fondo - según dicen, y es que uno de los requisitos de estos programas de telerrealidad sea mantener en vilo al lector con risas y sobretodo con dramas, y continuar con el ritmo requiere un trabajo de guión que debe ser hiperexhausto). Miami (de origen hispano la mayoría), Beverly Hills (relacionadas con el mundo del famoseo), Orange County, Nueva York , Atlanta (afroamericanas) y mi favorita, mi guilty pleasure, New Jersey (italoamericanas con cierto trasfondo sutil de Cosa Nostra).




Me parto con ellas, y ando pendiente de sus dramas y sus maquillajes, sus salidas de tono mediterráneas (o lo que ellas entienden por expresividad italiana, cuando no saben ni decir bruschetta y americanizan sus nombres) y cierta similitud con el concepto de familia que tenemos en el sur de Europa
 Es demasiado, tan barroco, tanto, que no me queda más que reírme mientras lo veo y plancho o me tiro en el sofá con los pies en alto. Cierto es que sí han tenido dramas reales (curiosamente, esas partes son las que menos se tratan, con lo cual, todo es como digo falso y preparado) como autismo o tumores cerebrales y problemas con la justicia. Acusaciones de infidelidad, retiros espirituales en el desierto, comidas familiares llenas de pasta y cannoli, peleas entre cuñadas, entre hermanos, maridos y mujeres etc es como un culebrón con taconazo, kilos de rimmel, sprays bronceadores y mucha comida - otra cosa típica de nuestros primos mediterráneos, como nuestra también.



Sé que no es un espectáculo edificante - excepto para aprender inglés, pero a veces ni aún así :))) - ni quiero que lo sea, ni ocupa tiempo que dedico a familia, trabajo y otras cosas más interesantes. Se puede compaginar perfectamente leer un libro sobre los anglosajones o una estupenda novela histórica como Sinuhé con ver a estas mujeres; escribir un libro sobre problemas de fertilidad, sufrirlos y ver Gran Hermano 29; hacer trabajo de investigación médica y ver qué exmarido pone verde a su exmujer a cambio de un puñado bastante grande de euros un viernes por la noche... Es como uno de esos postres llenos de calorías y grasas saturadas, que una vez al mes te apetece, entre gimnasio, verdura, fruta y "El mundo de Sofía". No hay que ser demasiado duro con ellos.

Eh beh... la vita é cosí. 

2 comentarios:

  1. me encanta la expresión. Placeres culpables tenemos (tod@s) unos cuantos. Y oye, el que describes tiene buena pinta... :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿a que sí? ¿para qué negarlos? mientras no nos los tomemos más para lo que sirven, y te aseguro que estas Housewives -de cualquier lugar - son lo más divertido, extravagante, extraño y surrealista... vamos, como podría ser cualquiera (más o menos)

      Eliminar