martes, 23 de julio de 2013

Luz

Si hay algo que tiene el Mediterráneo es luz.
Intensa, sin llegar a ser cegadora, dando al azul del cielo y al verde del mar una tonalidad que no he encontrado en ningún otro lugar.
Y si a eso añades los colores del campo, la bruma violeta de la montaña, el dorado de la arena y el perfume del jazmín, desde luego es el paraíso.

Esta es nuestra última semana de vacaciones y tras un pequeño paréntesis la semana anterior marcado por una pérdida de equilibrio - una pequeña alterada y enfadada el 90% del tiempo y una impaciencia que me hizo agujeros en la armadura y volvieron los enfados ante comentarios llenos de prejuicios y criticones - vuelve el ansia de luz.
Luz, color, naturaleza... nada de ciudad, edificios altos y ruido de coches, de apresuramiento urbano (aunque es de justicia reconocer que cuando el calor pega, hasta el ritmo de las ciudades desciende). Mi espíritu y mi cuerpo quieren contacto con el agua, la sal, la hierba y la brisa por eso estamos planeando excursiones sin parar...Hoy a Altea, el domingo con los peques a parques temáticos (Aqualandia y Mundomar), el jueves el Algar, hace dos semanas al sueño de Granada (merece un aparte), el sábado a otro parque.

Pensar que en breve volvemos al frío escocés y al gris típico aberdoniano me impulsan a querer llenarme de luz y sol mediterráneas, a hacer acopio para los largos meses. Adoro Escocia, no lo niego, pero este invierno fue tan largo, que los huesos me pedían calor casi que a gritos. Calor y relax absoluto.

Quiero crear recuerdos vibrantes con esta luz. Pintar piedras y conchas, volver la piel dorada y las mejillas sonrosadas, mezclar colores de la fruta y el mar para que cuando llegue el invierno su recuerdo nos mantenga cálidos y anhelantes.

jueves, 11 de julio de 2013

Verano

Va a hacer una semana que llegamos a Oliva, de vacaciones.
La pieza del descanso, sol, palmeras y bronceado salió de la caja.
Una pieza siempre deseada - la de las vacaciones- por lo que conlleva, y también un poco temida.

Ale vivió su última semana de espectáculo estival e inicio de vacaciones con mucha excitación, la pequeña conociendo su guardería y deseando ver a su prima y abuelos, el costi ultimando la puesta a punto (que no deja ni en vacaciones) y menda yendo a marchas forzadas con una rotura de gemelo que creo yo, gracias al agua fría de la playa, los antiinflamatorios y el tostón que me supone la inmovilidad, ha mejorado bastante, aunque se haya llevado por delante mi puesta a punto, la verdad, y mis lecciones de fitness "homemade".

Estamos disfrutando ahora mismo de la quietud y somnolencia de la hora de la siesta, oyendo el ruido de la calle, gozando de una brisita suave del mar, aprovechando las mañanas en la playa recogiendo conchas para hacer collares, o enterrandonos en arena; duchas con manguera y frescas rodajas de sandía. Una alegría como corriente subterránea que surge a borbotones al imaginar planes para estas semanas que nos quedan: tal vez ir a las fuentes de El Algar, o a pasear en velero por Denia,   las clases de natación de Ale y alguna escapada / cena romántica; ayudar a Val a superar su reticencia a mojarse entera e ir a la feria por la noche con los peques; los Moros y Cristianos...

Es un "plan" diseñado exclusivamente al puro disfrute y relajación, sin estrés, y descubriendo con asombro y felicidad que voy sabiendo lo que quiero en mis relaciones familiares y que me van afectando poquito las cosas que antes sí me afectaban. No he venido a la defensiva, he venido con afán de disfrutar de mi familia y dejarme de malos rollos  siendo mi objetivo vital (y para mis tesoros) el vivir plenamente feliz en lo que podamos  y en lo que dependa de nosotros. Poco me afecta el pero que siempre me llevo por cómo estoy o soy,  o sentir que apenas se me ha escuchado cuando comentaba las ültimas vivencias intensas  que he tenido en Aberdeen; que los demás crean conocer mejor a mis hijos que yo misma o que logren más fácilmente en verano conectar con los peques, que andan desatados y pasan de su padre y de mí (con razón!!! las vacas son para todos).

Me da igual, sólo pienso que está la oportunidad de estar los 4 juntos y disfrutar, disfrutar y disfrutar.
No tenemos planes de subir a Valencia, la pereza me gana sobre esto y estoy muy ermitaña. Dispuesta me hallo con brazos abiertos a recibir a todo aquel que quiera unirse a nosotros a disfrutar del hecho de vivir este verano ( que nos ha regalado dos noches de tormenta con su olor a lluvia y tierra mojada, su brisa nocturna) a tope durante cada segundo, sin necesidad de hacer nada demasiado especial, sino por ser verano.
Tenemos buenos amigos ya aquí y nos lo pone fácil, a los que estáis más lejitos, venid!

Es muy egoísta, lo sé. Y espero que se me "perdone" por no querer desviarme de este camino.
Sienta tan tan bien....!!